¿Los videojuegos generan violencia?

Estos prejuicios los han llevado incluso a ser acusados injustamente de algunos delitos muy graves. En España tenemos un claro ejemplo en el crimen de la catana. Ocurrió en el año 2000, cuando un chico de 16 años mató a sus padres y a su hermana pequeña con una de estas armas. Los medios de comunicación no tardaron en sacar a relucir que era muy aficionado a la saga de videojuegos Final Fantasy y que estaba obsesionado con Squall Leonhart, un personaje de Final Fantasy VIII que lucha, precisamente, con una catana. 

En aquella época hubo una gran demonización de los juegos de rol, ya que había quienes pensaban que los jugadores podían meterse en el personaje y confundir la historia con la realidad. Y los videojuegos se sumaron a la lista. 

El miedo a este tipo de juegos se ha extendido por todo el mundo, pero siempre ha estado bastante concentrado en Estados Unidos. No es de extrañar que los índices de violencia juvenil dentro de sus fronteras sean galopantes. Basta con ver todos los casos de tiroteos en colegios e institutos. Pero, ¿son los videojuegos realmente la causa de esta violencia? Aunque muchos padres han juzgado a los videojuegos sin ni siquiera juzgarlos, la ciencia aún no ha dado respuestas a esta pregunta. Por eso, en 2013, el presidente Barack Obama pidió más fondos gubernamentales para la investigación sobre la violencia y los videojuegos. Desde entonces, se han publicado muchos estudios y esto es lo que sabemos de ellos. 

Resultados divididos

Las conclusiones de los estudios sobre violencia y videojuegos son bastante heterogéneas, aunque lo cierto es que son más los que no encuentran relación que los que sí. 

Por ejemplo, en 2019 dos científicos de la Universidad de Ohio realizaron un estudio en el que se encontró cierta relación. En él participaron 220 niños, de entre 8 y 12 años, que fueron divididos en tres grupos. El primer grupo tuvo que jugar a un videojuego de violencia armada, y el segundo grupo hizo lo mismo, pero con uno de violencia con espadas. Por último, los del tercer grupo jugaron a un videojuego sin violencia.  

Luego, tras 20 minutos de juego, se les llevó a una sala llena de juguetes y se les dijo que podían jugar a lo que quisieran. Entre todos los juguetes disponibles había dos pistolas, descargadas, con un contador en el gatillo. Así, se podía ver si los niños intentaban disparar y, además, cuántas veces lo hacían. 

Se vio que los que habían jugado en el primer grupo eran más propensos a coger la pistola y, además, apretaban el gatillo más veces. Incluso eran capaces de apuntar a sus compañeros. Sin embargo, es importante recordar que pensaban que era un juguete. ¿Habrían hecho lo mismo con una pistola de verdad? 

¿La edad es un factor diferencial?

Otro estudio del mismo año, pero realizado en Alemania, llegó a conclusiones muy diferentes. Esta vez se realizó con adultos, concretamente con 90 voluntarios de entre 18 y 45 años.  

Todos ellos jugaron a Grand Theft Auto V, Los Sims 3 o a nada todos los días durante dos meses. Tras ese tiempo, se les pasó una serie de encuestas destinadas a analizar la agresividad y los comportamientos compulsivos. Y, de hecho, los resultados no encontraron diferencias entre los tres grupos. 

Podríamos pensar que este último estudio no encontró una relación entre violencia y videojuegos porque se realizó con adultos. Sí, es cierto que los niños y adolescentes están en una edad complicada y podrían ser más fácilmente manipulables. Sin embargo, muchos otros estudios llegan a las mismas conclusiones, centrándose también en los niños